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viernes, 8 de agosto de 2014

DIGO YO: ¿Y tú mamá, por quién vas a votar?


Mi madre es una de esas mujeres que la década pasada vivió obnubilada por los aires de precursor revolucionario del “político” de polo amarillo, que gobernó nuestra región cerca de ocho años. Ella estaba convencida que el gran cambio para Ancash, que lo conduciría hacia la prosperidad, al fin había llegado. Atrás quedarían los despilfarros y acomodos partidarios de los apristas. No volveríamos a sufrir postergaciones ni desplantes del gobierno central, pues si eso ocurría nuestro valeroso Presidente Regional convocaría  a las masas, quienes en pie de guerra, harían valer nuestros derechos ciudadanos, haciendo temblar el régimen de turno. Entonces, sólo así, veríamos realizado el sueño de ver convertido a CHINECAS, el Mega puerto, la Interoceánica y otras obras de envergadura en realidad.  



martes, 29 de julio de 2014

Mejores películas de hombres lobo (licantropía) de la historia

El tema de la licantropía es uno de los subgéneros menos trabajados en el cine. Difícilmente, podríamos encontrar una obra maestra, como, sí, en el caso subgénero vampírico: aquí encontramos grandes obras como Nosferatu (1922) o Drácula de Bram Stoker (1992). Sin embargo; para quienes se toman el tiempo de hacer una búsqueda exhaustiva por tratar de encontrar alguna joya pérdida pueden obtener buenos resultados.

Un punto importante a tomar en cuenta en la revisión de esta lista, es que no hay una sino 5 LISTAS, de acuerdo a las necesidades del espectador en cuestión. Aquí va.

I. Mejores películas de hombres lobo por su calidad cinematográfica

Esta lista está hecha para quienes sólo buscan buenos trabajos cinematográficos independientemente de si haya sangre, acción o grandes efectos especiales. Hecho para cinéfilos exigentes que buscan lo mejor de cada género.
  1. Lobo (1994, Mike Nichols) - Estados Unidos

sábado, 31 de mayo de 2014

Después del Terremoto del 70

Juan Antonio Alvarez Gavidia

El terremoto del 70 trajo muerte, pobreza y desolación a nuestro departamento; y además atroz para quienes quedaron aislados en los pequeños pueblos de la serranía ancashina, sin provisiones, ni primeros auxilios, teniendo que afrontar en solitario el desastre.

Este es un testimonio de un hombre de tren, el maquinista de autovagón Inocente Loyola Agurto, que atravesó la Cordillera Negra a pie, se refugió en cuevas, hizo frente al hambre con plantas y caminó bajo la gélida noche que lo golpeaba con el granizo, con tal de salvar su vida.



Te voy a contar algo que quizá te interese sobre el terremoto del 70. Por entonces yo era el maquinista de los autovagones que iban de Chimbote a Huallanca y viceversa. El sábado 30 de mayo de ese trágico año, llevé a una delegación de turistas a Huallanca, y al día siguiente los estaría trayendo de regreso a Chimbote. Los fines de semana, no trabajaban las máquinas Diesel Alco, sólo los autovagones, para atender la demanda turística. La hora de retorno era a las 3: 30 pm del domingo. Todo estaba listo. Mientras esperaba la hora, me entretenía con mis amigos jugando a las cartas en una bodega. De pronto, ya faltando cinco minutos para la partida, empezaron a moverse las cosas. Imaginamos que era un temblor débil, por eso esperamos sentados que pase; sin embargo, no paró, la tierra siguió moviéndose cada vez con mayor intensidad y las cosas empezaron a caerse. Salimos con las justas porque el techo de adobe de la bodega se derrumbó. La gente gritaba y corría de un lado a otro, muchos se accidentaron y una chica murió al caerle encima la pared de su casa. Se escuchaba un ruido ahogado que venía desde más allá de los cerros: el terremoto del 70 había estremecido Ancash.

lunes, 10 de marzo de 2014

Serapio Baca Tamayo, el maquinista



A sus 94 años recuerda con júbilo la época del ferrocarril

Antes de las seis de la mañana tenía que estar en pie y empezar a prepararme para salir rumbo a la estación ferroviaria, ya que el tren partía de Chimbote hacia Huallanca a las siete en punto”, cuenta don Serapio Baca, aflorando recuerdos con una nitidez que a sus 94 años resulta sorprendente. Último de cuatro hermanos, don Serapio vio la luz del mundo el 14 de noviembre de 1919. A pesar de sus años, conserva la contextura esmirriada que lo caracterizó en su juventud y posee el sentido exacto de ubicación de los hechos, una memoria bibliográfica y equilibrio emocional, cualidades que, según él, todo buen maquinista debía tener para conducir los vagones del tren con sobriedad por la difícil serranía ancashina. Su padre, Espíritu Baca, un contratista constructor, estuvo a cargo del levantamiento de los terraplenes desde Chuquicara hasta Galgada, por eso don Serapio nació en la estación La Limeña, cerca de Chuquicara. “A mí me gusto desde niño el ferrocarril, por eso me dediqué desde muchacho a ser ferroviario”, afirma con mirada vivaz.

martes, 25 de febrero de 2014

La tragedia de Condor Cerro

Imagen de apoyo: Explosión de grisú en una mina francesa. Ilustración del suplemento de domingo de Le Petit Journal, París. 1892

El 3 de enero de 1951 se produjo un terrible accidente durante la rehabilitación y construcción de la vía férrea, originado por la explosión a destiempo de un calambuco que ocasionó la muerte de 98 personas en los alrededores de Cóndor Cerro, lugar ubicado en el km 72, cerca de Chuquicara.

Setenta y cinco días antes de este incidente (20 de octubre de 1950), un aluvión de Los Cedros, desembalsó la laguna de Rankarruych que causó la destrucción de 10 km de línea férrea y cuatro puentes de acero, la obstrucción parcial de nueve túneles y la Central Auxiliar de Los Cedros, colapsando la Central Hidroeléctrica del Cañón del Pato, donde pereció todo su personal. Luego de aquél desmadre de la naturaleza, la Corporación Peruana del Santa inició los trabajos de rehabilitación y reconstrucción, empezando por ambos extremos de la ruta férrea Chimbote-Huallanca para encontrarse en Chuquicara, a dos kilómetros de Cóndor Cerro. Este tramo fue el más difícil. Para tender los rieles había que hacer un terraplén que soportase la vía en ejecución. Para ello el material saldría de los mismos cerros adyacentes, dinamitando con calambucos la roca sobre el río.

miércoles, 19 de febrero de 2014

La mejor raspadilla del Perú está en Chimbote

Ricardo Lara Wekselman
Cuando el calor arrecia, a pesar de que el verano ha quedado atrás, se vuelve necesario aplacar la sed refrescando la garganta con alguna bebida helada o un bocado frío. Una buena opción para aliviar la fatiga y darse, además, un gustito, se encuentra en la intersección del jirón Manuel Villavicencio y el jirón Ladislao Espinar. A un par de metros de esa concurrida esquina, un hombre que sobrepasa los setenta años, espigado, de piel rosácea, corpulencia de roble y singular mostacho, se ha convertido en la atracción del centro de la ciudad; ¿el motivo?, sus sabrosas raspadillas multisabores que, según él, tienen incluso cualidades curativas. 

martes, 21 de enero de 2014

Leyendas de Chimbote: Enterrados bajo el puente


Por: Juan Antonio Alvarez Gavidia
Una vieja leyenda perdida
de la época del ferrocarril a vapor

Viaducto de Chancay  tomada antes de la guerra de 1879, año en que fue destruido, tomada por Alexander Gardner

"No estoy segura, hijito. Pero uno de mis familiares desapareció durante la época en que los gringos llegaron para construir los puentes y rieles del ferrocarril. Su nombre era Ángel López, él vivía en el Centro Poblado de Porvenir (Santa Rosa - Pallasca), y muchos dicen que desapareció porque fue sacrificado por los extranjeros para ser enterrado vivo debajo de las construcciones.” Mi bisabuela Micaela López de Gavidia a pesar de sus 93 años, recuerda con esfuerzo aquellas misteriosas desapariciones que rondaron en su infancia.  Su relato envolvía la probabilidad del nombre de una víctima de aquella masacre humana, cuyo propósito era enterrar personas vivas y de pie en los muros de los puentes ferroviarios para que estos resistieran la inclemencia del tiempo, y el peso de las locomotoras y vagones.